26 sept 2011

Acuerdo humanitario ya: un imperativo nacional

Por: Alberto Pino

Investigador Social y Ex – Secretario de la

Asamblea Departamental del Valle del Cauca.

“Para que la vida florezca y ahuyentemos los miedos”


”Cuando se pueda andar por las aldeas y los pueblos sin ángel de la guarda.

Cuando sean más claros los caminos y brillen más las vidas que las armas”

(Carlos Castro Saavedra)

Cuando llegue ese momento, podremos decir que hay verdadera

“Seguridad Democrática”

“Negar la necesidad de la Paz es ubicarse en una posición absurda que ningún honor hace a mente alguna. El problema no es hablar del beneficio de la paz. No es apoyar unos planes plenos de promesas pero sin asidero alguno en la escueta realidad Socio-Económica del País… Hoy: mucho discurso y ajena la acción real de nuestro problema vital: la miseria económica de la mayor parte de Colombia (…) Hablar de paz sin Democracia Real y Justicia Social es una entelequia. Como lógica consecuencia cualquier pensamiento que no asuma el problema real no pasa de ser una gran mentira”

(José Eduardo Umaña Mendoza)

Defensor de los Derechos Humanos, sacrificado y su muerte en total impunidad.

Desde mi sitial de ciudadano colombiano, con dolor de patria, pero con la esperanza que una Colombia Mejor, si llegará a ser posible; he querido plantear una serie de reflexiones y una propuesta que permita contribuir con mi granito de mostaza y mi fe, en que más temprano que tarde se llegue a la concreción de un Acuerdo Humanitario entre el Gobierno Nacional y la insurgencia armada que conlleve finalmente a la liberación de todos los secuestrados y la apertura de caminos que conduzcan a una paz duradera para la Nación.

Quiero empezar por decir que las gestiones realizadas por el Presidente Venezolano HUGO CHAVEZ y la Senadora PIEDAD CÓRDOBA, si dieron sus frutos y se consiguió un avance, así se demostró con la liberación unilateral por parte de las FARC de los Ex – Congresistas CONSUELO GONZALEZ DE PERDOMO, LUIS ELADIO PEREZ, ORLANDO BELTRAN, JORGE EDUARDO GECHEM y GLORIA POLANCO DE LOZADA así lo han reconocido los secuestrados ya liberados y sus familiares.

Es menester reconocer también, que intentos anteriores como por ejemplo el adelantado por el Ex – candidato presidencial Álvaro Leyva Durán, quien fuera un interlocutor válido tanto entre el Gobierno como en las FARC, tuvo sus fallas y no dio los frutos que esperábamos. Si se hubiera persistido a las partes para que cedieran en los llamados inamovibles, la tragedia de la muerte de los 11 Ex – Diputados del Valle del Cauca, se hubiera podido evitar. En este caso primaron la arrogancia e intereses egoístas de las partes, tanto de la guerrilla como del gobierno en cabeza del Presidente Uribe, por encima de las vidas de los cautivos.

La noticia del vil asesinato de los 11 Diputados a manos de las FARC, o como ellos dicen en extrañas y confusas circunstancias me produjo dolor y rabia; esa fue mi expresión de solidaridad a los familiares de los Diputados a quienes conocí, porque conté con el privilegio de compartir e interactuar con cada uno de ellos cuando me desempeñé como Secretario General de la Asamblea del Valle del Cauca en el período 2001.

Sigo considerando que la mejor opción para el regreso con vida del resto de cautivos que quedaron en la selva, debe ser mediante un ACUERDO HUMANITARIO, y así lo manifiesto, por mis convicciones siempre consideré injusto y sin sentido el secuestro de los Diputados del Valle del Cauca y después su muerte, como tampoco justifico el secuestro y el trato inhumano y degradante que sufren los demás Colombianos en cautiverio.

Es bueno precisar que después de la denominada operación Jaque o Jeque, en la cual el Ejercito Nacional saco con vida a la Ex – candidata presidencial INGRID BETANCURT, los tres norteamericanos y 11 militares, esta operación no fue propiamente un rescate, sino una negociación con los guerrilleros que los tenían bajo su control, donde se hizo un mal uso de los petos de la Cruz Roja Internacional y de medios de comunicación.

De acuerdo a las anteriores circunstancias, a los secuestrados y/o retenidos o prisioneros de guerra como suelen llamarlos las FARC, no les queda mas alternativas que arriesgar sus vidas mediante la fuga tal como lo hicieron el Sub – Intendente Frank Pinchado, el Ex canciller Fernando Araujo y el Ex – congresista Oscar Tulio Lizcano; o el rescate militar a través de las distintas operaciones del Ejercito. En ambos casos se arriesga la vida de los cautivos. Recordemos las operaciones donde murieron el Ex Gobernador de Antioquia y el Ex ministro de defensa; y los 11 Diputados del Valle del Cauca.

El hecho es que el secuestro, no constituye una forma o modalidad de lucha revolucionaria, es un acto terrorista y abominable. La actitud de las FARC en estos hechos, es repudiable y condenable desde todo punto de vista. Es una actitud contraria a todo principio ético revolucionario, si es que se dicen revolucionarios. La exigencia de la Sociedad Colombiana, es que las FARC, renuncien de una vez por todas a esta práctica abominable.

Luego del cruce de cartas entre el grupo de intelectuales y personalidades democráticas, bajo el liderazgo de la Senadora Piedad Córdoba, se logró finalmente la liberación unilateral por parte de las FARC, de cuatro miembros de la Fuerza Pública, del Ex Gobernador del Meta Dr. ALAN JARA y del Ex Diputado a la Asamblea del Valle del Cauca, Dr. SIGIFREDO LOPEZ.

Estas liberaciones unilaterales logradas a través del Grupo de Colombianos y Colombianas por la Paz, busca allanar caminos que conduzcan a que se inicie un ACUERDO HUMANITARIO INMEDIATO, que permita el logro de una PAZ duradera para la nación.

Así lo esperan los familiares de los demás secuestrados que se quedan en la selva y el conjunto de la sociedad colombiana.

Teniendo en cuenta las experiencias anteriores donde las diferentes gestiones de mediación y facilitación se han hecho en medio del conflicto; considero prudente para que se genere mayor confianza entre las partes, el mejor camino es el que se decrete un CESE BILATERAL DEL FUEGO, y así entrar a organizar una mesa de conversaciones en algún sitio del país y en un tiempo debidamente concertado. Pues un rescate armado, es un peligro y un riesgo alto para las vidas de las personas secuestradas.

EL DERECHO FUNDAMENTAL A LA VIDA está por encima de cualquier cosa, así lo trae nuestra Constitución Política, y así lo indica el derecho natural, si el derecho a la vida no es fundamental, entonces no tendría lógica ni sentido el Derecho Internacional Humanitario.

El ACUERDO HUMANITARIO, es un deber constitucional y un imperativo ético del Gobierno de buscar todos los mecanismos posibles para que los secuestrados retenidos por la insurgencia tengan la oportunidad de volver con vida a sus hogares. Es decir, el Estado, está en el DEBER de dar cumplimiento a ese MANDATO CONSTITUCIONAL de garantizar LA VIDA DE SUS CONCIUDADANOS. Y las fuerzas insurgentes están en la obligación de preservar y regresar con vida a las personas que tengan en su poder. Es un DEBER HUMANITARIO.

Las partes en conflicto están en el deber de darle aplicación a los artículos 3º y 4º de los Convenios de Ginebra.

Ya el Maestro y Humanista Eduardo Umaña Luna, de tiempo atrás planteó su tesis denominada “Paz con justicia socioeconómica” donde clama porque La atroz guerra que hace ya medio siglo desangra a Colombia y paraliza el desarrollo económico, social y cultural, debe cesar ya, y no seguir con el terrible cáncer, tratando de curarlo con medidas legales que reconocen la prolongación indefinida del conflicto.

El Maestro UMAÑA LUNA, mantuvo siempre su pensamiento crítico cuando afirmaba: “que la justicia ni siquiera dice quien mató a su hijo. Todo quedó en la impunidad”; y que en Colombia no habrá paz mientras no haya cambios estructurales.

Finalmente el llamado a las FARC, es que antes de sentarse en la mesa de diálogo para concretar el ACUERDO HUMANITARIO, como un gesto humanitario para darle confianza al proceso, renuncien de manera unilateral al secuestro como método de lucha política, al uso de armas no convencionales y a las minas quiebra patas.

EL ACUERDO HUMANITARIO INMEDIATO, es un clamor nacional, que permitirá el regreso de la totalidad de secuestrados, prisioneros o retenidos o como la organización insurgente los llame, antes de que puedan morir en la selva.

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